Disfemia o tartamudez: tratamiento y prevención
La disfemia suele comenzar en los niños cuando empiezan a pronunciar sus primeras palabras, por lo que es muy común entre los 2 y los 4 años de edad. La disfemia o tartamudez se caracteriza por la repetición de palabras, sonidos o prolongaciones silenciosas de frases, incluso si la persona sabe qué decir y cómo debe decirlo, se da cuenta que no le es posible articular correctamente las frases y esto simplemente causa ansiedad y tensión muscular que garavan aún más esta dificultad. La tartamudez es más frecuente en varones. 

Cuando la disfemia dura más de 2 años y es un caso crónico, aparecen otros síntomas como la logofobia, las aversiones y sentimientos y actitudes negativas hacia las relaciones sociales y la comunicación.

Esta situación afectará siempre el rendimiento en el ámbito académico, el trabajo, las relaciones
profesionales y sociales. 

Disfemia o tartamudez: tratamiento y prevención 

Una de las formas de tratar la disfemia o tartamudez es a través de la terapia del habla con elementos de la psicoterapia. Se utilizan para ello diferentes procesos:

- La enseñanza en los mecanismos del habla.
- La observación de la conducta de hablar.
- Técnicas de fluidez.
- La relajación de los músculos de la garganta y el control de voz.
- Técnica de corrección al hablar.
- Entrenamiento en habilidades sociales.
- Cambio en la psicoterapia y la aptitud cognitiva, y reducir la ansiedad asociada con el habla y las reacciones de defensa.
- Cambiar el entorno del paciente para eliminar las condiciones que disparan los episodios de tartamudeo.


Cuando la disfemia se inicia en los niños en edades de 2 y 4 años, a menudo no se pone suficiente atención a este problema y se deja solo al niño(a) pensando que su condición va a mejorar con el paso del tiempo, y esto se debe a que la disfemia se confunde a menudo con la dificultad normal de aprendizaje del niño de la comunicación verbal. Esto representa un problema para el niño debido a la incapacidad de sus padres para identificar la gravedad del problema y no darse cuenta de que su hijo puede sufrir de una disfemia crónica. Por otra parte cuando esta enfermedad es detectada a tiempo se puede facilitar el desarrollo del tratamiento y no esperar a que los síntomas de la tartamudez se agraven generando el aislamiento de la persona y nuevas complicaciones en su desarrollo social y emocional.

Los estudios demuestran que el tratamiento temprano puede prevenir el desarrollo de la disfemia y ayudar a prevenir disfemias crónicas. Mientras más pronta sea la intervención, mejores serán los resultados después de un largo período de tiempo. Los mejores resultados en la cura de la tartamudez depende de su identificación temprana y la modificación de los factores que causan el trastorno.

En conclusión, debemos prestar más atención cuando se inician los primeros síntomas en los niños, estudiar la gravedad de la disfemia y comenzar el tratamiento inmediato para evitar complicaciones posteriores y así hacer más fácil el tratamiento de la tartamudez y la eficacia de su tratamiento.

En el caso adulto, sin embargo, ha habido grandes avances en los últimos años desarrollados principalmente por personas que padecieron de tartamudez y que de adultos se dedicaron a estudiar una posible solución. Aunque la cura de un problema de tartamudeo no es tan fácil en un adulto como lo es en un niño, las buenas noticias es que ambos, adultos y niños tienen hoy en día las herramientas necesarias para superar y olvidar para siempre esta molesta complicación del lenguaje. 

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